domingo, 29 de junio de 2008

Augusto Monterroso

Aunque creció en Guatemala y años después se instaló en México por motivos políticos, el escritor Augusto Monterroso (a quien apodaban “Tito”), nació el 21 de diciembre de 1921 en Tegucigalpa, Honduras.

Los primeros textos de este narrador y ensayista comenzaron a surgir a partir de 1959, año en el cual se publicó la primera edición de “Obras completas (y otros cuentos)”. Tiempo más tarde, la obra literaria de este guatemalteco a quien se considera como uno de los referentes de la mini ficción, se haría más extensa con títulos como “La oveja negra y demás fábulas”, “Movimiento perpetuo”, “Lo demás es silencio”, “Viaje al centro de la fábula”, “La palabra mágica” y “Los buscadores de oro”, entre otros.
Cabe destacar que Monterroso es el autor de “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, una composición que, durante muchos años, fue señalado como el relato más breve de la literatura universal. Sin embargo, hay que decir que los logros de quien fuera integrante de la Academia Guatemalteca de la Lengua Española no quedaron sólo en ese acierto. A lo largo de su trayectoria, el escritor no sólo recibió el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala, sino que también fue condecorado con el Águila Azteca por su aporte a la cultura mexicana, y reconocido con los premios Magda Donato, Villaurrutia, Juan Rulfo de Narrativa y el Premio Nacional de Literatura en Guatemala, entre otros. En el año 2000, además, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Augusto Monterroso falleció el 7 de febrero de 2003 dejando un valioso legado que, hoy en día, se encuentra bajo la protección de la Universidad de Oviedo luego de que la escritora Bárbara Jacobs, viuda del autor guatemalteco, decidiera donar la preciada colección a dicha institución educativa.
AQUÍ PRESENTAMOS UNA DE SUS OBRAS:
LA OVEJA NEGRA
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua
ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente
pasadas por las armas para que las futuras generaciones de
ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

miércoles, 11 de junio de 2008

El Buitre de Franz Kafka (por Miguel Montiel)
















Franz Kafka


(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo.

Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.

Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.

Aquí les mostramos una de sus obras:

El Buitre

Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra.

Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.

-Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.

-No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.

-¿Le parece? -pregunté- ¿quiere encargarse del asunto?

-Encantado -dijo el señor- ; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿Puede usted esperar media hora más?

- No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí -: por favor, pruebe de todos modos.

-Bueno- dijo el señor- , voy a apurarme.

El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.

jueves, 29 de mayo de 2008

Edgar Allan Poe

(19 de enero de 1809 - 7 de octubre de 1849)
Destacado escritor estadounidense. Es considerado el padre y maestro del cuento de terror psicológico (un tipo de narración en la cual se busca el escalofrío, no a través de la evocación macabra que apela a los sentidos como una escena sangrienta, sino de técnicas más complejas, dirigidas más bien a la mente o emotividad del lector) y del relato corto . Fue precursor también del relato detectivesco y de la literatura de
ciencia ficción, y renovador de la llamada novela gótica ( texto literario relacionado directamente con el de terror).
Los cuentos de Poe han sido llevados al cine una y otra vez y aunque quizás creas que no conoces ninguna de sus historias, seguramente más de una historia vista en televisión tiene su origen en un relato de Poe, por ejemplo algunos capítulos de Los Simpson.
De los muchos cuentos que tiene Edgar Allan Poe nosotras estamos trabajando con diez de ellos: El gato negro, el entierro prematuro, el escarabajo de oro, el corazón delator, Berenice, Ligeia, el retrato oval, el pozo y el péndulo, la carta robada y la caída de la casa Usher.

Aquí esta la ficha y un resumen de uno de los textos:
Título: El corazón delator
Autor: Edgar Allan Poe
Género: Narrativo
Esta historia se trata de un hombre que vivía con un viejo, cuyo ojo le molestaba mucho y decidió matarlo, por este motivo. Una noche se dirigió a su habitación, el viejo se despertó, pero como todo estaba muy oscuro ambos se quedaron quietos y mudos. De pronto el hombre empezó a escuchar el corazón del viejo, sonido que se hacía cada vez más fuerte, hasta que ya no lo soportó más y le echó encima el colchón. Luego cortó el cuerpo en partes y escondió los restos debajo de unas tablas, en el piso. Minutos después llegaron a la casa tres policías que habían sido llamados por un vecino. El hombre los recibió de forma muy calmada, y finalmente los condujo a la habitación del muerto, trajo unas sillas y se puso a conversar con los policías. De pronto escuchó un ruido, que se hacía cada vez más grande, era el corazón del viejo que no dejaba de latir, hasta que ya no lo soportó más y gritó lo que había hecho, confesando su macabro crimen.
En apenas siete páginas, Edgar Allan Poe nos muestra su obra maestra del relato corto por su carácter de clásico, por sus virtudes y sencillez narrativas. También participan de esta historia escasos personajes, son todos anónimos, no se muestra ningún dato que los identifique. Tampoco de lugar o de tiempo, por todo lo cual el relato se lee hoy igual que cuando fue escrito, hace más de ciento cincuenta años. El asesino razona con tan llamativa claridad. Su único defecto es esa extraña obsesión que lo domina. ¿Acaso actúa como una bestia inhumana? ¿Se nos presenta en todo momento como un loco de atar? Su enfermedad, no parece mucho más grave que una simple y cotidiana
neurastenia (es una enfermedad caracterizada por un cansancio inexplicable que aparece después de realizar un esfuerzo intelectual) presente en cualquier persona. El cuidado con que procede, su cautela, no se enuncian simplemente: son plasmados con todo lujo de detalles por el autor.

He aquí un video de esta gran cuento:



Les dejamos un trozo de esta obra maestra:
“Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!”

¿Crees que lo que el hombre escuchaba era realmente el corazón del viejo? Fundamenta tu respuesta.

lunes, 5 de mayo de 2008

Rayuela, fragmento (Julio Cortázar)

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.



PD: Por sugerencia de un visitante subo el texto en los propios labios de Cortázar